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172 ESTRELL,1S EN m. CIF.LO po tonificaba su cuerpo delicado y su alma se elevaba hasta Dios en aquel templo inmenso de la naturaleza: Así pasaba los días la hermosa joven, contenta con su humilde oficio, cuando acertó a marchar por aquel campo uno de los generales del Ejército del Em– perador Aureliano llamado Olibrio. Mucho extra11Ó 81 general ver a una joven tan hermosa en aquellas sole– dades y, apenas la vió, qlledó prendado de élla. Se acercó a Margarita, bajó de su brioso alazán y, con acento suave, la preguntó : -¿ De dó.nde sois, hermosa joven, y por qué os dedicáis a este humilde oficio de pastora ? -Soy de Antioquía y estoy en este oficio por obe- decer a mi pndre. -¿ Tan humilde es la condkión de tu familia? -No; mi padre es sacerdote de los ídolos. -¿ Y cómo siendo de tan distinguida posición te ha dedicado a tan bajo empleo? --Es muy larga de contar mi historia y sospecho que vuestro viaje no os perniite esperm. Además, sé que no os interesa. -¿ Quién te ha dicho, hermosa joven, que· no rrie interesa la historia de tu vida? Comienza a contarla y no dejes ni el 111.ás pequeño detalle por decir. Olibrio se sentó en el verde césped, mandó a sus . acompañantes que siguiesen adelante y que le espe– rasen. Margarita comenzó así : -Mi padre, como acabas de oír, es sacerdote de los ídolos. No te extrañe que comience por aquí la his– toria de mi vida, pues de aquí arranca precisamente

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