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162 ESTRELLAS EN EL CIELO sagrarios pobres y cuántas iglesias necesitadas supi2- ron de la delicadeza de las manos de Clara y de sus felices compañeras! ... Pero si el alma gozaba en aquella soledad, el cuer– po sufría enormemente. ¡ La enfermedad siempre ha sido la compañera inseparable de las almas privilegia– das ! Durante doce años estuvo la virgen Clara clava– da en el lecho del dolor como una mártir, y durante todo éste tiempo ni un solo momento perdió la deli– cadeza de su espíritu y la alegría seráfica de su co– razón. -Madre, hoy es Navidad. ¡ Qué lástima que no podáis asistir con la Comunidad a los Maitines y a la misa de medianoche! -Ofreceré este sacrificio al Señor que así quiere probarme. -¿ Queréis que os llevemos al coro y seguiréis de cerca las divinas alabanzas? -Me es de todo punto imposible. Me resigno a permanecer en este lecho de dolor. Desde aquí ofre– ceré al Señor el sacrificio que me pide ... La campana conventual repica alegremente. Es la noche más feliz del año, la noche en que nació Cristo en un pobre portal, donde fué adorado por humildes pastores. Comienza el rezo de los Maitines, sigue la celebración de la Santa Misa en la que todas las reli– giosas reciben al Niño Jesús Sacramentado. i Sólo la niadre Clara está en su lecho de dolor ! ¡ Cuánto

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