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la Santísima Virgen, más hermosa que nin– guna"... A imitación de Santa Clara, seamos verda– deros devotos de la Santísima Virgen y este– mos seguros que la tendremos propicia en vida y en la hora de la muerte. DIA NOVENO Muerte de Sanla Clara La muerte es el eco de la vida, y por eao la de Santa Clara fué envidia.ble. Mientras sus religiosas lloraban por la inminente partida de su 1,anta Madre, ella musitaba estas confiden– ciales palabras: "Ve segura, porque llevas buen guia para el camino. Parte sin recelo, porque el Señor que te crió y te santificó, te ama con un amor más tierno que el que la madre más tierna profesa a sus hijos. ¡Bendito seáis, Se- ñor, por haberme criado!. .. . -¿Con quién habláis?-preguntó una de las religiosas. -Hablo con mi b e n d i t a alma-<'ontestó Clara. Fueron sus últimas palabras... En el jardín del convento las religiosas y los religiosos que la asistían espiritualmente creyeron oír un ba– t.ir de alas... ¡Era el alma, de la virgen Clara que babia volado al cielo! Si queremos que nuestra muerte sea agra.da– ble a los ojos de Dios, procuremos que nuestra vida sea parecida a la de la virgen Clara, por– que según la Sagrada Escritura, "Es preciosa ante el acatamiento del Señor Ia muerte de sus santos". J. J. M . F. 5í!

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