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los atemoriza. Pero. Clara dentro de su frágil cuerpo lleva escondida un alma gigante. Tan grandes son las penitencias a que somete esta joven admirable su tierno cuerpo, qu~ Fran– cisco, su padre espiritual, se ve precisado ;i, prohibirla semejantes excesos.. . . El ejemplo de Santa Clara es un solemne mentís a las comodidades y a regalos de los tiempos modernos, y con todo, Cristo dijo en su Evangelio: "Si no hiciéreis penitencia, to– dos pereceréis". DIA CUAR!O # Paciencia en la enfermedad La en!erm,edad es uno de los regalos que Dios suele mandar a las almas privilegiadas. Clara soportó con heroica paciencia una malig– na enfermedad que la tuvo clavada en el le– cho del dolor por espacio de veintiocho aflos. Sus biógrafos cuentan que lo más admirable era ver aquel cuerpo, minado ,por la enferme– dad, rebosante de alegría. Como Francisco, su padre espiritual, Clara so'.ía repetir en medio de sus dolores : "Tan grande es el bien que espero, que en las penas me deleito". Cierto dfa, en que su confesor la exhortó a tener pa– ciencia en los sufrimientos, Clara contestó tranquilamente: "Desde que conocí la gracia de nuestro Señor Jesucristo por intermedio de su siervo Francisco, ningún trabajo me es pe– sado, ninguna penitencia costosa, y ningún do– lor difícil de soportar".
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