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-Sí, padre; justo es que la des este con suelo. -Si a vosotros os parece así, lo haré. Por el sendero que lleva al pobre con– vento de San Damián van Fray Maseo y Fray León. Llevan el mensaje de Francisco para la virgen Clara <le que acepta la invi– tación que indirectamente le ha hecho de comer un día en su compañía y la de su¡; monjas. Y para que la fiesta sea un recuer· do vivo del día de su desposorio místico con el Rev <lel Cielo, quiere que esa comida ten– ga lugar en Santa _María de los Angeles. El día convenido salió del monasterio Clara con otra religiosa y, en unión de los compañeros enviados por Francisco, se di– rigió a Santa María de los Angeles. Cuando llegó ya estaba preparada la mesa que ha• bía de presidir aquel singular convite. En el suelo estaban algunos mendrugos de pan, unas frutas secas y un jarro de agua. Todos se arrodillaron y dió principio la comida. Antes de probar bocado Francisco co– menzó a hablar de Dios con tanta delica– deza y sublimidad, que al punto quedaron Clara y los demás comensales arrebatados 28