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matrona, siguió a tan sencilla orac1on ... Pa– :;:aron algunos momentos y Hortulana cre– yó oír la voz dulcísima de Cristo que, desde la imagen, la decía estas palabras: "No llo– res más; tus súplicas han sido atendidas. Tendrás una hija cuya luz clarísima ilumi– nará al' mundo." Terminada la oración, Hortulana sintió renacer en su interior la calma. ¡ Los labios del Cristo bizantino no se habían abierto ei1 balde! Pasaron algunos meses, Hortulana sintió en su ser florecer una nueva vida. Era el día 16 de julio de 1194. En el castillo de Sasso-Rosso se celebró la grata noticia. La niña que vino al mundo era tan hermosa, que la madre, recordando las palabras del Santo Cristo, quiso que se llamase Clara; porque claridad sobrenatural había de ser • para la Iglesia de Dios la recién nacida. · En fa catedral de Asís, y en la ·misma pila en que años antes había sido bautizado el 18 ..,
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