BCCCAP00000000000000000000913

xm C-:1s días después, i:mando aún U!) se había cicatrizacfo ,e) - en el ®razón de los apóstoles la herida del pensamien– to de la eru.z, se dirigieron al monte Tabor•. Era un día hermoso de verano. El cielo estaba ct>m– pleta'nlente limpio y ni una sola nube empañaba el ex– tenso horizonte. Comenzaron la diücil ascensión a media tarde, cuando la brisa comenzaba a hace1· agradable el caminar. A Jo le– jos se erguía la cumbre del Hermón, sobre la cual queda:– ·bau aún restos de nieve, mientras en el :valle del Jordán ,se iba haciendo cada vez más -oscuro el verdo1· de los ár– ;boles y de los prados. Al llegar a la falda del monte, Jesús llamó aparte a su~ :apóstoles predilectos Pedro, Juan y Jacobo, y con ellos su– bió hasta la cumbre del monte. Cuando llegar(}n a la cima brillaban las primeras estrellas. Jesús se apartó un pé:Íco, y los tres apóstoles se acostaron, rendidos t,or el calor y, :por la fatiga. Durmiérouse luego, pero 110 lardó en despertarles el murmullo de una misteriosa con:versadón. Abrieron los ,ojos y vieron que una luz extraordinaria brotaba del cuer– po de Jesús. El rostro hriUaba más que el sol, y los vesti;. ,dos el'an miís blancot1 ,que Ja nieve.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz