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SJLVERIO DE ZOHITA intrincados eon~ptos y con rigorismos propios de la es• cuela a que se preciaba de pertenecer. Terminada la expli– cación del fariseo, Jesús, en medio de la expectación de todos, ee le:vantó y comenzó un discurso que fué causa de una verdadera escisión entre sus discípulos más fieles. Pocas horas autes había multiplicado el pan en el de– sierto, dando de comer a más de cinco mil hombres, y :muchos de )os favorecidos con aquel milagro estaban allí. Comenzó así su discurso : -.Yo. soy el Pan de :vida. Vuestros padres comieron ,¡,J maná e-U: el desierto y murieron. Yo soy el Pan vivo baja– <lo del cielo, y si alguno comiere de este Pan no morirá nunca, y el Pan que Yo le daré es mi carne 1Jara la :vida <lel mundo. Al oír estas palabras, algunos se escandalizaron y co– menzaron a pensar en su interior : __,¿Cómo puede éste darnos a comer su carne? Tomaron al pie de la letra las palabras de Jesús y cre– yeron que aquella carne de que les hablaba era su cuerpo des.cuartizado y :vendido como un animal de feria. -Este hombre-se dijeron'----'Se ha vuelto loco. -;.En :verdad, en verdad, os digo--continuó Jesús-.que si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tendréis vida en :vosotros. El que cpme carne de mi carne y bebe de mi sangre, tiene la vida eterna. Todos se miraron unos a otros sin acertar a explicai-se lo que estaban oyendo. Los más ignorantes creyeron que hablaba en :parábo– las; los fariseos y escribas se pusieron rojos de vergüenza. !¡Tener que oír aquellos disparates en la sinagogáf Pen~• ron interrumpirle, pero tuvieron miedo a un motín, \pues sabían qne el pueblo escuchaba a JeslÍS siempre con guste.
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