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X A tarde declinaba. Jesús había tenido suspensa, con los relatos maravillosos de las parábolas del sembra• 1 dor, de la semilla, de la cizaíía y del grano· de mos- taza, la multitud que le había seguido hasta la ribera del lago. Al final les propuso la parábola de la red. Esta última fué la que más agradó a Peclro, pues le recordó su oficio ,de pescador. Al te1·minar la jornada, Jesús se sintió cansado, y rpara buscar un sedante a su fatiga y, más que todo, para aislar• se de la multitud que le seguía a todas partes, dijo a Pedro: · -Pasemos a la otra parte del lago. A Pedro le extrañó la orden, pues el tiempo mejor para :atravesarla era la madrugada; pero lo manda.ha el Maes– tro y debía obedecer, aun en contra de su experiencia de pescador. Pedro ya no acertaba a pensar por sí mismo; ,era la voluntad de Jesús la que dominaba. Como la orden fué tan inesperada, el viaje se hizo pre• ,cipitadamente. Jesús subió a la barca sin otra ropa que la puesta, y esto no dejó de ser una tem.erídad, pues durante 1.a noche refrescaba en el lago. Pedro intentó buscar una túnica más fuerte para Jesús, pero todas sus pesquisas fue– /il'on inútiles.

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