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66 S1.LVERIO DE ZORITA Son muchos los que me siguen ilusionados por los mifa.. gros que hago, pero de ;vosotros quisiera algo más : qmsie– ra que me siguieseis por amor. Simón, acércate. Quiero· que t11 seas el primero entre mis íntimos. Simón se acercó un poco sonrojado. Desconocía en absoluto el porqué de aquella distinción. :.......;Recuerda que cuando te vi por primera vez te llamé con un nombre que desde hoy quiero que sea el tuyo pro-· pio. En adelante te Uamarás Kefas (Piedra), porque so– bre ti quiero yo fundar un edificio que ahora desconoces.. Todos escucharon las palabras de Jesús admirados. Pe– dro no Sllpo qué decir. Su gran amor al Maestro tuvo en aquel momento una manifestación exterior : de sus ojos, comenzaron a caer algunas lágrimas ... Jesús fué llamando a los de:más. Su voz parecía tnms-" figurada; la alzó mas que de ordinario, y dijo: -Ven, Andrés, y tú, Jacobo, Juan, Felipe, Bartolomé, Tomás, Mateo, Jacobo, Simón, Tadeo, Judas... · Venid todos... Ya estáis junto a mí; pero mirad lo que os voy R decir. No toméis el camino de los gentiles, ni entréis en la ciudad de los samaritanos; id más bien a las ovejas per– didas de la casa de Israel. Y en vuestro camino predicad' cliciendo: El reino de Dios se acerca. Curad a los enfer– mos, resucitad a los muertos,_ limpiad a los leprosos, arro– jad a los demonios; gratis lo recibís, dadlo gratis. No lle– véis oro, ni plata, ni cobre, ni alforja para el camino I ni dos túnicas, ni sandalias, ni bastón, porque el obrero es acreedor a sn sustento. Ved que yo os envío como ovejas en medio de los lobos;– sed, pues, prudentes como serpientes y sencillos como palo– mas. -Guardaos de los hombres, porque os entregarán a· ]o& sanedrines y en sus sinagogas os azotarán. Seréis Hevadoa a·

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