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22 SILVERID DE ZORITA El sacerdote continuó, con las manos sobre e.l niño : ccQue el Señor te haga como Efraín y Manasés, El te bendiga y te multiplique, te colme de bienes de la tierra y de toda prosperidad.» Todos contestarón : «Amén.)) El levita reclamó acto seguido el cordero de un año para el holocausto y el pichón para el sacrificio •propicia– torio, y el sacerdote roció a la madre con agua· lustral y recitó sobre ella la oración de rigor. El cordero fué sacri– ficado inmediatamente. La carne tierna se comenzó a con– sumir en olor de suavidad, El olor acre de la carne que– mada subió al trono de Yalxvé, y con el olor subió tam– bién la oración fervorosa de Jonás. *** Terminada la ceremonia del templo, Jonás y su esposa se dirigieron a casa de unos parientes para descansar del viaje, hacerles algunos regalos y contarles .}as emociones de aquel día. Pasados los primeros momentos de saludo y felicitación, la conversación recayó inmediatamente en el acto que aca– baban de realizar en el templo. Jonás, muy emocionado, comenzó a decir : ~¡Cuantas gracias tenemos que dar al Señ01· ! Nuestros padres, en Egipto, verdaderamente que tuvieron que pa– decer trabajos sin cuento; pero, en cambio, ¡ qué alegría debieron experimentar cuando vieron que los primogéni– tos de los egipcios cayeron heridos de muerte, en tanto que los suyos vivíanl La historia de este singular prodigio jamás •podrá bo– rrarse de la 'memoTia de todo buen israelita, y para eso

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