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BAJO EL ANILLO DEL PESCADOR 22.~; El último en.hacerlo :fué Cayo Flaco. Se acercó a Pedro con loe labios temblorosos, Y' le dijo en yoz baja : -¿ Será -posible que mi matrimonio con Petronila no llegue a ser nunca una realidad? -Acabas de_ oír, hijo mío, lo que he dicho en el ser~ món. Si Petronila prefiere consagrar a Jesucristo su virgi– nidad, ¿por qué tú te has de oponer a ello? .....:,Porque la amo-contestó Cayo enardecido. · Pedro llamó a Petronila y la dijo lo que pasaba. Ella ie echó a Jlorar. -¿Cómo quieres, padre mío, que yo entregue a un ho:m'.' hre mi cuerpo si antes se lo he consagrado al Señor? -¿Lo oyes? ,-Lo he oído;;....;contestó Cayo--. ¿Pero no podremos ser,, vir. juntos a Dios? Piénsálo, Petronila-dijo Cayo, emo•– cionado. .....:.name tres días para pensarlo, 11'1 l(c * Pedro y Cayo :fueron los últimos en salir de las catacum.• has.. La luz de un nuevo día :fué horrando las estreUas. Por. \a_.Vía Nomentana se veían algunos esclavos del Ostriano que se dirigían a trabajar, seguidos de un liberto co11_ Já. tigo en-mano, Ped;o; al:ver, aquel cuadrQ degradante, volvió a repetu· como el día que entró en Roma por primera vez : -- -Por todos ha muerto Jesucristo,.. Ante· Dios ni:. hay· esclavo ni libre, judío o gentil... Cuando llegó a casa de Miryam, el sol doraba las colum-– ~as de Íos templos y las cumbres de los montes Albanos. -¿Qué te parece de la boda de mi hijo Cayo con Pe-– tronila?-preguntó Miryam.

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