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212 SILVERIO DE ZORITA .Las dudas :fueron aumentando, y unos y otros, avergon– zados, se separaron mutuamente. Hasta Bernabé, defensor acérrimo de la libertad de los gentiles, siguió el ejemplo de Pedro. Pablo :veía aquella escisión, y el rostro se le hacía un ascua. Miró a Pedro con ojos de extrañeza, pero éste no se dió por aludido. Entonces, le:vantándose bruscamente y en– carándose con Pedro, le dijo : - 0 Simón, no me parece bien lo que estás haciendo. Tu manera de ob.rar es causa de confusión entre estos herma– nos. Porque si tú, siendo judío, :vives como gentil ,Y no ~omo judío, ¿por qué obligas a los gentiles a obrar como si fue– ran judíos? :¿O. es que la decisión de Jerusalén y la carta que nos diste para los fieles de esta iglesia no sirven 1 para nada? Pedro calló y, con su silencio, aprobó la manera de ha– blar tan valiente y enérgica del Apóstol de los Gentiles.

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