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196 SILVERIO DE ZORITA ,sabéis lo que ha ocmrido en toda la Judea, habiendo co– menzado en Galilea, después que predicó Juan el ·bautis– mo, la manera con que Dios ungió con el Espíritu Santo y su virtud a Jesús de Nazaret, el cual ha ido haciendo beneficios por todas partes por donde ha pasado y ha cu– l'ado a todos los que estaban bajo la opresión del demo– nio, porque Dios estaba con él. Y nosotros somos testigos de todas las cosas que hizo en el país de Judea y en Jeru– salén, al cual, no obstante, quitaron la vida, colgándole de la cruz. Pero Dios le resucitó al tercer día. y dis:i_rnso que se dejase :ver, no de todo el pueblo, sino de los pre– destinados de Dios para testigos, de nosotros, que hemos comido y bebido con El después que resucitó de entre los muertos. Y nos 1nandó que predicásemos y testificásemo~ al ipuehlo que El es el que está constituído por Dios juez de vivos y muertos. Del mísmo modo testifican los ))rofetas que cualquiera que crea en El recibe, en virtud de su nom– bre, la remisión de los •pecados. Apenas terminó de hablar Pedro, el Espíritu Santo des– cendió visiblemente sobre todos los que escuchaban, y co– menzaron a hablar en varias lenguas y a alabar a Dios. Algunos de los judíos que habían acompañado a Pe– dro desde Joppe, al ver que el Espíritu Santo había des– cendido sobre aquellos incircuncisos, quedaron Henos de admiración. Hasta el mismo Pedro fué sorprendido :vien• do la gran misericordia de Dios, que así daba su ~racia a los gentiles. Vuelto a los que le acom1)añaban, les dijo: -¿ Quién 1 puede negar el agua del bautismo a los que, como nosotros, han recibido el Espíritu Santo? Y acto se– guido mandó traer agua y allí mismo bautizó a Cornelio y a todos sus familiares. El día estuvo Heno de emociones. Cornelio no cabía ,en

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