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B A J O E L A N I L L O D E L P E S CA D O R . 195 Apenas .les ivió Cornelio, corrió a ellos y, postrándose a los pies de Pedro, le adoró. ---Levántate---le dijo Pedro-, que no soy más que un hombre coino tú. Cornelio se levantó, y con gran alegría les acompañó hasta su casa. Después de los saludos de rigor, Pedro se levantó y habló así a los presentes. : -;.No ignoráis .que para un judío como yo es abomi– nable el trabar amistad con un gentil; pero Dfos me ha enseñado a no tener a ningún hombre por impuro. Por eso, apenas me habéis llamado, he acudido sin tener en cuenta que erais gentiles. Pero ya tardo en saber para qué 'me habéis llamado. -Escuchad---dijo Cornelio-. Tres días hace hoy que yo estaba orando en mi casa a la hora de nona, cuando he aquí que se me puso delante un personaje vestido de blanco. y me dijo : «Cornelio, tu oración ha sido oída be– nignamente, y se ha hecho mención de tus limosnas en la presencia de Dios. Envía, pues, a Jopipe y haz venir a Si– món, por sobrenombre Pedro, el cual está hospedado en casa de S:ímón el curtidor, cerca del mar.» Al punto, pues, envié por ti, y tú has hecho la gracia de venir; ahora, pues, todos nosotros estamos aquí en tu presencia para escuchar cuanto el Señor te haya mandado decirnos. Cuando Cornelio terminó de hablar, se levantó Pedro y, haciendo señal con 1a mano para pedir atención, dijo as1: ;.....;Verdaderamente acabo de conocer que Dios no hace aceptación de personas, sino que en cualquier nación, el que le teme y obra bien merece su agrado. Lo cual ha hecho entender Dios a fos hijos de Israel, anunc'iándoles la paz, por Jesucristo, el cual es Señor de todos. Vosotree
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