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BAJO EL A N·I L LO DEL P. ESCA DO R 189 En Joppe le estaban esperando; y en las calles por don• ,Je había de pasar habían puesto a muchos enfermos para •,que; al menos su sombra, les tocase y quedasen sanos. Pero lo que más impresionó fué el caso siguiente : Vivía en Jo,:ppe una mujer )?or nombre Tabita, úca y :muy limosnera. Su casa estaba siempre llena de pobres, a quienes ella -0aha el pan material para el cuerpo y la dulce palabra 1 ~le consuelo i)ara el alma. Sucedió que Tabita se puso enferma de gravedad y mu-. rió. No e.s 1 para descrita la pena que causó su muerte en 'toda la ciudad, sobre todo entre los necesitados. La embalsamaron, la colocaron en el piso alto de la ,casa y las plañideras comenzaron a llorarla. Aquel mismo día supieron que Pedro estaba en Lyda, ·y le. enviaron algunos mensajeros para que le dijesen que no tardara: en ·:venir. Llegaron los emisarios a Lyda y contaron a Pedro lo ,que sucedía y cómo toda la ciudad de Joppe estaba cons– t~rnada por la muerte de ·Tabita. Pedro se puso en camino inmediatamente. Cuando llegó ~ Joppe le estaba esperando una multitud de pobres que lloraban a lágrima viva la muerte de su bienhechora. Pe– dro se conmovió ante aquel cuadro y se dirigió directa– mente a casa de Tabita. En el patio de la casa estaban la@ ·plañideras y los tocadores de flauta, que, al ver a Pe4ro, ·aumentaron sus llantos y sus lamentaciones. Pedro subió a la sala donde estaba el cadiíver de Tabit.-t, y al verle se conmovió. El cuadro no podía ser más triste. Muchas viudas lloraban desconsoladamente a su bienhecho– ra, y para mover a Pedro a compasión le mostraban las ,túnfoas y mantos que Tabita les había regalado.
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