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B A J O E L A N I L L O D E L P E S C A D O R 17 Un sacerdote pasó junto a un grupo de pescadores, que le saludaron con una inclinación de cabeza. Un :fariseo, de largas fimbrias, pasó también con la cabeza sin lavar y el rostro triste, para que todos :viesen que ayunaba. Un pu– blicano cruzó rá 1 pidamente la calle acariciando una bolsa de dinero. .. Tres pescadores hablaban en animada conver- sación de la buena :venta que habían tenido aquel día.. . Un escriba llevaba varios :volúmenes debajo del brazo.. . Era la hora del atardecer, y todos, ricos y pobres, sabios e ignorantes, salían de sus casas para disfrutar de la brisa. del mar. Mientras tanto, en la casa de Jonás había vuelto a rena– cer la calma: El pequeño Simón lloraba; su madre le ador– mecía, y Jonás, como embelesado, miraba a los dos con los ojos húmedos de emoción. -;¿ Qué será este niño?-'-se atrevió a preguntar Jonas, queriendo leer en el porvenir. -.:¡ Qué va a serl--le contestó su esposa, con esa visión extraña que las madres tienen de la vida de sus hijos'---' : ¡Un gmn pescoilar ! Las últimas !palabras las ahogó la noche. En el cielo brillaban las estrellas, y en el corazón de ]oll!Ís y de su esposa brilló también la más bella ilusión.

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