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B A. J O E L; A N I L L O D E L l' E S C A D O R 18!r · .La fama de los milagros de Felipe llegó a Jerusalén, y enionces Pedro y Juan, viendo que los samarit~nos hab:ían, re.cibido tan dócilmente el evangelio, se trasladaron a Sa– maria. Llega1·on al atardecer, visitaron a Felipe y a los que habían venido huyendo de Jerusalén, y par.a todos tu'.'• vieron palabras de consuelo. Al día siguie:t?-te, ..~n la sina– goga, Pedro recibió a los samaritanos recién·· bautizados,.. · entre los que estaba Simón mago, y a todos les bendijo, y al imponerles las manos, el Espíritu Santo descendió sobr~· ellos en forma visible. Si:món mago, al ver aquella nueva maraviHa, se acercó a Pedro y, sonriente, le hizo esta blas-· fema proposición : -Si me das ese pode1· de hacer bajar al Espíritu San•· to imponiendo mis manos, te daré una buena suma de· dinero. Pedro, ir1:itado, clavó los ojos en Simón y, con voz dura,, le dijo: -,Tu proposición no puede ser más infame. Has creí– do ambiciosamente que con tu dinero 1 podrías comprar el 'don de Dios. i¡Que ese tu dinero sea para tu perdición'!j No puedes tú tener parte ni cabida en este ministerio,. porque tu corazón no es .recto a los ojos de Dli.os. Por tan– to, haz penitencia de esta tu perversidad y ruega a Dios, para que te sea iperdonado este desvarío de tu corazón. Simón cayó de rodillas a los pies de Pedro, temblan••· do como una hoja azotada por el :vendaval. -Ruega por mí al Señor para que no venga sobre mf; nada de lo que acabas de decir. -Levántate-'le dijo Pedro-', Dios ha oído tu oración; perp procura en lo sucesivo ser verdadero discípulo de:

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