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B A J O E L A N l'L L O D E L P E S C A D O R 18:S Una sal:va de aplausos acogió las últimas palabras de Gamaliel, · .:....;.Tiene razón-;gritaron algunos. -¿Estáis .todos tonfor;mes con Gamaliel?-preguntó Amis. -Sí. ~Pues entonces que vuelvan a entrar ~sos hombres; Pedro y sus compañeros aparecieron de nuevo en la sala del Consejo. Anás, ;muy serio, les dijo_:; ---'Siempre hemos preferido la benignidad a la fuerza. Reconocemos en vosotros una docilidad y un respeto gran– de a todo lo que sea orden y bienestar, y esto, como es ló– gico, nos encanta. Lejos de nosotros llevar las cosas por -el cauce angosto y torcido de la :violencia. La bondad que ~n :vuestro rostro mostráis nos obliga a ser lo mismo qúe vosotros. Podéis marchar. Pero antes de que salgáis de aquí os pedimos un fa:vor, y es. que no :volváis a mentar para nada en público el nombre de vuestro Maestro. Espe– mmos esto de :vuestra bondad. ·Los apóstoles salieron muy contentos de la pres~ncia -del Sanedrín. Pasaron algunos días. La influencia de la predicación de los apóstoles era tanta, que el Sanedrín temJ.Ó volverse a :ver en otro conflicto. Bajo cuerda comenzó a atizar las pasiones del vulgo, siempre tornadizo, para provocar una persecución en toda regla: ~ontra los apóstoles, La prtipa• ganda fué sabiamente preparada y no pasaron mucho•°' días sin que en toda Jerusalén no se hablase con odio de la secta del Nazareno,

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