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182 SILVERIO DK ZORITA verdades, y lo es ta)nbién el Espíritu Santo, que Dios ha dado a todos los' que le obedecen. ,-;Cerrad esa boca--gritó Anás fuera de sí. ;....;Que mueran......vociferaron algunos del Consejo. ,-;No no.s asustan :vuestras amenazas-dijo Pedri> con fir– meza-; seguiremos predicando mientras tengamos vida, pues es preciso obedecer a Dios antes que a los hombres. ,-;Que mueran;......:volvieron a gritar con más furia los más exaltados. Como las voces tomaban proporciones alarmantes y po– dían :terminar en un gran escándalo, uno de los )lrincipa– les miembros del Sanedrín, por nombre Gamaliel, se le– vantó y dijo : -Creo que lo más prudente es que estos hombres sal– gan unos momentos mientras nosotros, con tranquilidad, deliberamos sobre lo que procede hacer. A todos agradó la propuesta de Gamaliel. Se mandó sa– lir a Pedro y a los suyos, y cuando estuvieron solos los del Consejo, Gamaliel tomó la palabra de esta manera : -Varones israelitas, considerad bien lo que vais a ha– cer con estos hombres. Sabéis que poco ha se levanto un tal Teodas, que se vendía por )lersona de mucha impor~ tancia, al cual se asociaron cerca de cuatrocientos hom– bres; él fué Jnuerto, y todos los que le creían se disper• saron y redujeron a la nada. Después de esto alzó bandera Judas el Galilei> en tiempo del empadronamiento, y arras– tró tras de sí al ,pueblo; éste pereció del mismo modo, y todos sus secuaces quedaron disipados. Ahora, pues, os aconsejo que no os metáis con esos hombres y que los de– jéis, porque si esto es obra de hombre, ello mismo se des~ vanecerá; pero si es cosa de Dios, no podréis destruirla.

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