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B A. J O E L A N 1 L L O D E L P E S C A D O R 161 ,;;agrado ... Temblando de emoción se inclinó Pedro a reco– . r,erlos, y al tomados en sus manos exclamó Heno de gozo: ......c.:El señor ha manifestado su voluntad : el elegido para ,,iJcnpar el puesto de Judas es Matías. ......c.Amén-dijeron. todos. Y desde aquel día Matías :fué contado en el número de los doce. Pedro hahía comenzado a ejercer su auloridad de jef.e (le la Iglesia. Todos los días hablaba a los fieles, y el tema de .sus discursos era e1 recuerdo de la Vida, Pasión y Muer– te del Maestro. Estaba cerca la fiesta de Pentecostés, una de las ¡nás populares de los judíos. Las calles de J ernsalén bullían de peregrinos, y el primer día de la fiesta, estando reunidos los a).:lóstoles y discípulos en el cenáculo, se oyó un ruido extraño, semejante al que produce un viento impetuoso. Les extrañó aquel viento a aquella hora de la mañana y sin haber señales de tormenta, pero muy pronto salieron de la duda : sob1:e la caheza <le los que estaban allí reuni– ,dos, aparecieron unas como lenguas de fuego. Todos sin– l.ieron en su interior una gran alegría espiritual, un gozo inmenso que les obligó a hablar y a cantar las divinas ala– ·hanzas. Pero de tan extraño modo, que cada uno lo hacía en ]engua diferente, según el Espír.itu Santo les enseña'b,a. Eran, poco más o menos, las nueve de la_ mafiana. Las calles de .Jerusalén estaban llenas de gente. Al oír 1os gri– tos de alegría que salían del cenáculo, se acercaron algu• nos curiosos. La noticia no tardó en extenderse i)Ol" tocla la Ciudad. Entre los que a.cudieron había muchos forasteros que, al oír hablar en su pro1)Ía lengu~ a aquelJ:os hoinbres, que .decían ser galileos, no acababan de salir de su asombro. 11

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