BCCCAP00000000000000000000913

XX ~ una plazuela de la Ciudad Santa se desarrolló a los e pocos días de la muerte de Jesús la siguiente escena entre un gru_po de hombres y un fariseo. Estaban aquéllos hablando de las versiones que corrían acerca de la misteriosa desaparición del cuerpo de Jesús de Nazareno, cuando se acercó a ellos el fariseo con aire de suficiencia. -Na sé-les dijo-que estáis hablando de Jesús de Na– zaret, el que fué crucificado. No os debe extrañar que nuestros jefes tomasen esa delerminación. Ese hombre, como todos los embaucadores de multitudes, no pudo ter– minar de otra manera distinta a como terminó. Murió corno merecía, y con su muerte todo ha terminado. Sus discípu– los, unos pobres locos, han querido engañar al pueblo con un último y burdo relato. Han dado en decir que su Maes– tro ha resucitado, y hasta han pagado a unas mujeres para que lo propalen por todas partes. A nosotros nada nos im– porta lo que hayan podido hacer con el cadáver, ni nos preocU'_l)a dónde lo han escondido. Pero nuestros jefes no son tan inocentes, y han tomado todas las 1wecauciones. Han llamado a los soldados que hicieron la guardia en el sepulcro y les han dicho que corran la voz de que, m1ens tras ellos dormían, esos fanáticos gali1eos hurtaron el cuer-

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz