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primer día de la novena en honor de Jesús Nazareno, la que daría comienzo el viernes, 16 de noviembre. En la función de la tarde de este día, el Cardenal-Arzobispo de Madrid-Alcalá, Dr. D. Vicente Enrique y Tarancón, pro– cedía a esa proclamación con la lectura del Breve momen– tos antes de comenzar la misa que fue concelebrada. Leído el Evangelio, el Cardenal-Arzobispo pronunció la homilía de circunstancias. Reconoció e hizo resaltar la devoción del pueblo madrileño a Jesús Nazareno, mostrando a la vez su complacencia por los abundantes frutos espirituales que producía en las almas. Hizo notar que en estas mani– festaciones pudieran quizá darse extremos e imperfeccio– nes, hasta el punto de parecer entremezcladas de alguna superstición. Aun con todo eso, no debiera causar ni ex– trañeza ni admiración cuando se reflexiona que a las cosas humanas va siempre aneja más de una imperfección. Por otra parte, no sería difícil encontrar eso mismo en pareci– das manifestaciones en los grandes santuarios, aun en los de Lourdes y Fátima. Terminó afirmando que, más que esas pequeñeces, había que sopesar los frutos de orden espiritual alcanzados por los muchos millares de personas que concurrían a venerar la imagen. Finalizada la misa, en la que comulgaron numerosos fieles, se levantó acta de todo, que firmaron el Cardenal– Arzobispo, el Padre Provincial y otras personalidades asis– tentes al acto. En el Breve pontificio se hacía constar que el título de Basílica Menor llevaba consigo derechos y obligaciones. Entre éstas se cuenta la de promover entre los fieles la instrucción religiosa, celebrar con solemnidad la fiesta de la Cátedra de San Pedro, las de San Pedro y San Pablo y el aniversario de la elevación del Papa al Sumo Pontifica– do, así como la de colocar en la fachada de la iglesia el escudo papal con las llaves y la tiara. También, si se juz- 96

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