BCCCAP00000000000000000000912

últimas aclamaciones de los fieles en aquel triunfal día de su segunda entrada en Madrid . Con mayor esplendor, sin duda alguna, que en su en– trada primera en la capital de España, después de su res– cate de los moros en 1682, volvía la sagrada imagen a su templo, después de casi tres años, para ocupar aquel trono que la devoción de los fieles le había levantado, y seguir N . P . Jesús Nazareno derramando su gracias y dones so– bre los muchos devotos, que ni aun en aquellos días de revolución y de muerte le habían olvidado. Vuelve también rodeada de los Capuchinos, a los mu– chos beneficios recibidos, tienen que agradecerle otro más, el de haber liberado su iglesia y su convento del incendio y de la destrucción, y que ahora pueden ofrendarle las fragantes y purpúreas rosas de seis de sus hermanos, vícti– mas del odio antirreligioso y marxista, sacrificados en ho– locausto de fe y amor por El. Pero ya, mes y medio antes, la iglesia de Jesús estaba abierta al público. En efecto: una vez terminada nuestra guerra y al siguiente día de la entrada de las tropas nacio– nales en Madrid, 28 de marzo de 1939, varios religiosos se habían pasado en la capital casi tres años de contienda, regresaron prontamente a su convento para hacerse cargo de él y de la iglesia, comenzando prontamente la limpieza y adecentamiento de la misma, ayudados por bastantes personas que, en cumplimiento de alguna promesa, se ofrecieron a esa tarea. El día 31 de marzo, Viernes de Dolores, se abrió la iglesia al público y se dijeron las primeras misas, restableciéndose el culto en todos sus as– pectos a los pocos días. Sin grandes prisas se fueron arreglando los bancos y confesionarios, al igual que las capillas y mucho más el altar mayo r. Fueron asimismo traídas las imágenes que estuvieron ocultas en casas particulares, como la Inmacu- 88

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz