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Queda para más adelante dar una descripción porme– norizada de cuanto la iglesia tiene de interesante aun bajo el aspecto artístico para que cuantos centren en ella ad– quieran mayor conocimiento de todo . Ni que decir tiene que la inauguración de la iglesia aumentó sobremanera la afluencia de fieles se advirtió pronto y notablemente la concurrencia de devotos de modo particular todos los viernes a la adoración de la imagen. También las diversas congregaciones o cofradías ya existentes experimentaron nuevo empuje y aumento considerable. Por otra parte, los religiosos tuvieron que desplegar gran actividad en el desempeño de sus ministerios sacer– dotales, sobre todo para atender al confesionario mañana y tarde. Igualmente fue subiendo el número de Comunio– nes , pasando los viernes de tres mil a cuatro mil, a cinco mil y hasta ocho mil a mediados de 1935, según estadísti– cas comprobadas. Por idéntica razón las "colas" formadas para la adora– ción de la imagen en los viernes llamaban poderosamente la atención por el creciente número de devotos, siendo preciso , aun antes de L935 , aumentar el tiempo disponible para la adoración, inic'iándola a las siete de la mañana y prolongándola hasta las doce de la noche. Desgraciadamente todo sufrió un tremendo colapso a partir de julio de 1936. El 20 de este mes los religiosos, ante las circunstancias críticas que comenzaron a suceder, y que ponían en peligro sus vidas, decidieron abandonar el convento. Al siguiente día las milicias lo asaltaron y se apoderaron de cuanto en él había. Se hicieron asimismo dueños de la iglesia, destinándola a garaje de los camiones y coches que tenía su servicio el batallón de Margarita Nelken, instalado en las dependencias de la casa. Desde esa fecha la capilla de la Inmaculada fue desti- 82

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