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afirmación de testigos presenciales, eran muy pocos los fieles que acudían diariamente a ella a oír Misa que decía el capellán encargado. Ese culto aumentaba un poco los viernes, en los que solamente un centenar de personas, poco más o menos, subían a besar el pie de Jesús, viéndose más concurridos los primeros viernes de mes, y muy parti– cularmente el primer viernes de marzo, ya tradicional en esta devoción al Nazareno. Aparte de eso también se cele– braba con solemnidad y concurrencia la novena en la pri– mera quincena de septiembre. Mas desde que los Capuchinos se hicieron cargo de la imagen, esa devoción a Jesús comenzó a incrementarse notablemente. De tal modo que el cronista, al describirnos los actos de la novena de 1896, o sea un año solamente después de su llegada, podía afirmar: "Concurrida como nunca se ha visto esta devota iglesia durante los nueve días que ha durado la novena a Jesús ... La Real e Ilustre Esclavitud de.Nuestro Padre Jesús Nazareno prospera de día en día, crece el número de confesiones, sube el de las Comuniones, aumenta la concurrencia a todas las funcio– nes que en ella se celebran, y la tierna devoción que los buenos madrileños profesaron siempre a la imagen de Je– sús Nazareno, vérnosla hoy reanimarse y rejuvenecerse." Así ha ido siempre desde entonces: aumentando y exten– diéndose más y más. Si quisiéramos investigar la causa de ese incremento consolador, nos veríamos obligados a hacer aquella misma confesión que uno de sus primeros historiadores: "Cada día se va aumentando, por los muchos prodigios y mila– gros que es servido obrar Dios nuestro Señor por su santa imagen." Es muy natural: el interés y el egoísmo del pobre corazón humano se entremezclan confusamente aún en las cosas divinas . No tiene, por otra parte, nada de extraño, cuando se considera que esa es la historia de las devocio- 71

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