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relativos al gobierno, vida y actividades de la mencionada Esclavitud, nos faltan datos concretos para ello. Sólo añadimos a lo expuesto esta nota que recoge el estado lamentable de la Congregación en 1828, cuando la Junta de gobierno de la misma se dirigía al rey para pedir– le ayuda con objeto de hacer un estandarte de Jesús, que habría de salir en la procesión del Viernes Santo, añadien– do que el número de Esclavos "había disminuido grande– mente". No obstante, si bien en estado menos floreciente, siguió tributando a la imagen sus cultos especiales, aun después de la exclaustración de los religiosos en 1835, e igualmente cuando fue trasladada a Montserrat, mientras estuvo en San Sebastián y asimismo al volver a su capilla. Como era de suponer, al igual que la devoción a Jesús , también la Esclavitud llegó a propagarse mucho, estable– ciéndose a su imitación otras congregaciones similares en varias ciudades de España, siendo las más notables las de Valencia, Cádiz, Salamanca y Zaragoza, algunas de las cuales se rigieron por constituciones propias. A tqdo lo anotado hemos de añadir que pocos años después, en 1724, se formó también una Hermandad en honor de Jesús Nazareno . Sus estatutos llevaban el si– guiente título : "Constituciones y ordenanzas de la Her– mandad de Jesús Nazareno, sita en el convento de Padres Trinitarios de esta Corte". Aunque a primera vista parece identificarse con la Esclavitud, fue en un todo distinta. Porque si bien en la primera de sus ordenanzas se dice: "Tomamos por Patrón y amparo a la milagrosa imagen de Jesús Nazareno, como devotos cofrades, acordamos que hayamos de ser treinta y tres esclavos, o más, si con– viniera a la Hermandad de dicha imagen", pero su finali– dad era no el culto de la imagen, sino el socorro mutuo de los hermanos o cofrades que la formaban, los que, al morir, debían ser enterrados con el hábito de San Francis- 63
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