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mente célebre Juan Llorente que "la devoción de los veci– nos de Madrid a la imagen era tan general que por ella fue sacada en procesión muchos años", añadiendo que "la especialísima que profesan todos los habitantes de los ba– rrios bajos de la corte también era obstáculo para remo– verla por ahora del templo en que se halla", es decir, retirarla de su capilla. Para fomentarla se tenían todos los viernes del año cultos especiales, encaminados particularmente a desagra– viar al Redentor de los ultrajes recibidos de los moros; se exponía en su capilla y altar el Santísimo Sacramento "con gran concurso y consuelo de sus devotos", y en los de Cuaresma se tenía además solemne Miserere y sermón. En el mes de septiembre, comenzando regularmente el primero, se tenían "tres días de gran solemnidad y fiesta a Jesús Nazarenu", predicando en ellos elocuentes oradores, y a partir de mediados del siglo XVIII "se celebraban nueve días de solemnísimas fiestas", a cuyo esplendor se procu– raba concurriesen los reyes. No faltaba tampoco ningún año en el día de Viernes Santo la procesión con la imagen, que se sacaba ya desde principios del citado siglo para su mayor culto, y edifica– ción y consuelo espiritual de los devotos. Salía de su capi– lla a las cinco de la mañana y debía estar ya de vuelta a las ocho, haciendo el recorrido de Carrera de San Jeróni– mo, Cuatro Calles, Príncipe, plazuela de Antón Martín, siguiendo luego por la calle Amor de Dios y Huertas hasta regresar a su capilla. Y, para que resultase más edificante y recogida, se advertía que cuantos asistiesen a ella pusiesen "todo cuidado para que se ejecute con toda devoción, silencio y recogimiento, sin dar lugar a desorden ni acción alguna de que se pueda resultar el menor escán– dalo". Posteriormente, y por lo menos desde 1805, la imagen 58
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