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ocupaba el solar del convento de Padres Capuchinos y parte de su iglesia, se previno para estas fiestas con finas colgaduras y "toda coronada de plata por la cornisa". El primer día del triduo se tuvo una gran procesión general por las calles de la villa, siendo llevadas en andas todas las imágenes rescatadas. Fue el 6 de septiembre, primer domingo de mes, el señalado para esa procesión, el que por eso mismo será elegido luego por la Esclavitud de Jesús Nazareno para celebrar en él todos los años cultos especiales en su honor y más tarde también para tener entonces la novena, la que desde hace solamente veinticin– co años se trasladó para el mes de octubre como tiempo más oportuno y a propósito. Con motivo de esa procesión, y a fin de darle el es– plendor posible, a requerimiento de los corregidores ma– drileños, las calles de la corte se limpiaron con esmero y se adornaron con primor. Las imágenes todas, portadas en andas, formaban un solemne cortejo, en que tomaron parte tanto las autoridades civiles de la villa, previamente invitadas por los Padres Trinitarios, como asimismo las eclesiásticas, "con toda la clerecía de todas las parroquias de Madrid", el P. General de la Orden Trinitaria, otros muchos religiosos y tan gran cantidad de fieles, así de la villa como de los pueblos circunvecinos, que podía afir– marse fue "mayor aquel concurso que el que hubo en la entrada de la reina nuestra señora", esposa de Carlos 11. La procesión llegó a pasar por la plaza de palacio, "donde estaban los reyes en público, asistidos de la prime– ra Grandeza de España"; dio vuelta también por la Plaza Mayor, donde el concurso era más numeroso, "demás de infinito pueblo que estaba repartido por las calles". Y si en los ánimos de todos causaba gran terneza al ver las santas imágenes rescatadas, sucedía esto especialmente con 46
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