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como un deshonor el que siguiese en poder de los moros y hasta se trató de recuperarla; para ello se solicitó incluso el auxilio de Portugal, pero nada se hizo prácticamente y en poder de la morisma siguió en adelante. Cuantos se encontraban en Mámora, al rendirse, fue– ron de momento llevados a Mequinez, residencia de Muley Ismael, distante tres días de camino. Con ellos fueron asimismo transportadas las imágenes, los ornamentos y vasos sagrados de la iglesia, e igualmente la artillería de bronce, mientras que la de hierro se dejó en la fortaleza , en la que quedaron cinco mil moros de guarnición. Desde entonces corrieron la misma suerte los 273 soldados espa– ñoles que la defendían, las 19 mujeres y los 35 muchachos y niños que también se encontraban allí; todos fueron considerados prisioneros y esclavos de Muley Ismael. En cambio, el gobernador, el veedor, sus dos sobrinos y los dos religiosos fueron a los ocho días enviados a Tánger y allí puestos en libertad, viniendo seguidamente a España. ¿Qué sucedió más tarde con aquellos soldados, mujeres y niños, cogidos prisioneros en Mámora y luego entrega– dos al rey Muley Ismael como esclavos? Ya podrá suponer el lector la suerte que correrían. Si hemos de dar crédito a un testigo presencial, el propio rey mandó que en dos meses no se les obligase a trabajar, dándoles asimismo un año para que se gestionase su rescate, a cuarenta pesos cada uno, cosa que jamás se había visto. Y en cuanto a las imágenes, el mismo testigo no~ ase– gura "haber visto el sagrado retrato de Jesús Nazareno segunda vez entregado a moros y judíos, y a la soberana imagen de aquella paloma casta, que siendo Madre de Dios lo es también de los pecadores, con título del Rosa– rio ... ; las imágenes del Príncipe de los Apóstoles, la del Arcángel guerrero y gran general de los celestes ejércitos, Miguel; la del lucido espejo de hermosura, Lucía.. . fueron 34

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