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IV LOS CAPUCHINOS EN MÁMORA Por una coincidencia singular fue a mediados del siglo XVII cuando los Capuchinos españoles, una vez fundadas en España cinco provincias, se lanzaban a la conquista espiritual de los infieles, emprendiendo unos el camino del Congo, de Benin, de Sierra Leona, de Guinea o de Arda, en Africa, mientras que otros miraban al continente ame– ricano para dirigirse al Darién o a Cunamá y más tarde a los Llanos de Caracas. Precisamente por esas mismas fechas eran llamados a cuidar espiritualmente de algunas plazas conquistadas por los españoles en Africa, como Melilla, el Peñón de Vélez de la Gomera y anteriormente la propia Mámora. Según ya apuntamos, el Obispo de Cádiz había enco– mendado ese cuidado espiritual de Mámora, como igual– mente de Larache, a los Franciscanos de la provincia de Andalucía, quienes allí cumplieron loablemente su come– tido hasta mediados de septiembre de 1645. Mas la lectura de relaciones, memoriales y cartas de ese año y de los anteriores nos viene a demostrar que eran muchas las necesidades que en las iglesias de las dos mencionadas plazas se experimentaban, siendo extensiva esa penuria a ornamentos y cosas del culto divino. Pero,- además, nos deja la dolorosa impresión de que los religiosos que allí desempeñaban su ministerio sacerdotal, dificil y abnegado, 19