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3. Nuevas obras El retablo del presbiterio se decoró con mosaicos. Fueron colocados en dos etapas. En primer lugar se realizaron los que sirven de fondo al camarín. Son obra de Santiago Padrós Elías, el autor de los de la cúpula del Valle de los Caídos. Fueron colocados durante los años 1966 y 1967. Los ventanales de la Iglesia enseñan artísticas vidrieras, realizadas en 1956 por la Casa Santos Cuadrados. La nave derecha está ahora libre de altares. En otros tiempos estuvie– ron aquí El Cristo de la Misericordia o de los Toreros, hoy en la Cripta. También San José y el Corazón de Jesús y la Virgen de los Dolores. En la actualidad esta escultura de vestir, tallada por García Iruzoqui, recibe el culto en una de las tribunas de acceso al Camarín. En la zona del crucero, correspondiente a la epístola, está ubicado el retablo de San Francisco, donde fue venerada la Imagen de Jesús hasta su traslado al Camarín, es de mármol jaspeado, traído de Lucena en Córdoba. En su centro está San Francisco, realizado en los talleres Granda por Julio Vicent en 1939. A su lado se hallan los Patronos de la Orden Tercera franciscana: San Luis, rey de Francia, obra de Francisco Font, y Santa Isabel de Hungría, de Tomás Pérez La Cruz. Pasando al lado izquierdo hallamos el Panteón de los Duques de Medinaceli. Se construyó en 1953. En el techo hay escenas bíblicas pin– tadas por Enrique Seguro. El lienzo con Cristo Crucificado pertenece a finales del siglo XVill. Podemos detenemos ante el altar de la Inmaculada. Su retablo poli– cromado fue realizado por Tomás Parés Pérez. La titular es una bonita obra realizada a principios del siglo XIX y que procede del antiguo Convento de San Antonio del Prado. A los lados del altar se encuentra San Miguel, talla anónima madrile– ña del siglo XVIl, y San Rafael, tallado por Rafael García Iruzoqui en 1947. Y siguiendo el recorrido, hallamos primero a la Divina Pastora, obra de Mariano Bellver, que también procede del Monasterio del Prado. La siguiente capilla es la de la Madre de la Divina Providencia. Es una escul– tura interesante de la Virgen de la Leche, tallado por Mariano Bellver en 127