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EPILOGOS A. UNA IMAGEN, UN TITULO, UN COMPROMISO Cuando llegue a tus manos este libro, en Madrid habrá una espe– ra grande, sacrificada y amorosa: la visita a Jesús de Medinaceli. Se trata de una de las notas más elevadas de la piedad externa del pueblo madrileño, de una fecha de espiritualidad en medio del ajetreo absorbente de la gran ciudad. Son largas filas en espera. Es un silen– cioso y lento desfile. Una oración. Un beso, que es la prueba del amor que existe en las almas. Un reconciliarse con Dios y con los hermanos. Un sentir la presencia de Dios en las almas. Una tranquilidad grande.. . Está pidiendo la fe y está concediendo el Amor. Y todo ello en tomo a una imagen. l. UNA IMAGEN Es la imagen de Jesús de Medinaceli. Es el Jesús de la pasión dolorosa. Con su hábito morado, ofrecido al sacrificio por los hombres; con sus manos atadas por recias sogas, su rostro tan fuerte y expresivo, lleno a la vez de dolor y de belleza. ¿Quién no conoce esta Imagen? Pero muchos preguntan por su historia. Quiero resumirla, a grandes rasgos. Su historia aparece jalonada por diversos puntos de peregrinaje. Fue hecha para los Padres Capuchinos por los célebres imagine- ros de Sevilla, y hasta cabría señalar como autor a Juan de Mesa o ~gunos de sus más aventajados discípulos. No podemos señalar fecha exacta. A mediados del siglo diecisiete. . Sí sabemos que fue llevada por los Padres Capuchinos a la plaza africana de Márnora, donde estuvo hasta ser reconquistada dicha plaza por las tropas de Muley Ismael el 30 de abril de 1681. Hubo luego muchos intentos para rescatar la venerada Imagen... , 121