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diariamente dos horas, por lo menos, a oír confesiones y los viernes , cuatro horas como mínimo. Ante esa necesidad y, por otra parte, la eficacia santifi– cadora de este apostolado viene a constituir en gran parte de la actividad ministerial. Porque, aparte de lo indicado , diariamente desde las siete y media de la mañana hasta la una y media y, a partir de las cinco de la tarde hasta las nueve, hay ininterrumpidamente un religioso en el confe– sionario y, a veces, dos, turnándose de hora en hora. De ese modo se da suma facilidad para recibir este sacramento de reconciliación con Dios. La experiencia demuestra lo conveniente y práctico que resulta así este apostolado. 12. Frutos espirituales.-La devoción a Jesús no se reduce, como a veces se critica a meras visitas rutinarias los viernes ni a recitación casi mecánica de oraciones: tiene más sólidos fundamentos y, sobre todo, frutos de subido valor espiritual: numerosas misas oídas, muchas confesiones hechas, miles de Comuniones recibidas, junta– mente con fervorosas plegarias para dar gracias por favo– res recibidos o impetrar otros, incluso milagros, como es la conversión de un pecador. Porque éste es el gran mila– gro de Jesús, que se repite con frecuencia. Personas apar– tadas de Dios, llevando larga vida de pecado, han entrado en la iglesia casi casualmente, han dirigido una mirada a la imagen del Nazareno o le ha recitado una oración y de pronto han sentido la llamada de la gracia, yendo en se– guida al confesionario , buscando la reconciliación ·con el Señor. Los confesores son testigos de este frecuente mila– gro de Jesús. 13. Estadísticas. - Son exactas y aleccionadoras y, por otra parte, recopilan en cierto modo algunas noticias y datos ya consignados. Respecto a las misas , sólo se anota que es imposible dar cifras de los que asisten a ellas entre semana y mucho 111

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