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XIX EL CULTO EN LA IGLESIA DE JESUS Una vez más reiteraremos que también este apartado viene a ser un apéndice, en cierto modo, a lo que queda referido sobre la imagen de Jesús y las vicisitudes de su historia, que se ha completado con lo referente a la devo– ción hacia el mismo. Una de las manifestaciones de ésta es el culto que se le tributa en los varios actos que en su honor se celebran a lo largo del año. Pero, en realidad, todo ello, aunque muy destacado y principal, no constituye sino parte del culto global que en esta iglesia tiene lugar, a su vez, en otros aspectos, dirigida a glorificar y alabar a Dios y a la santificación de las almas mediante el fomento de la piedad y de la recepción de los sacramentos. Por otra parte, esta iglesia, dada su condición parro– quial y las circunstancias especiales en que tiene necesaria– mente que actuar, debe atender además a la instrucción y formación cristiana, facilitando a los fieles el cumplimiento de sus deberes religiosos, así como coadyuvando, alentan– do y cooperando activamente en la práctica de devociones generales o particulares, haciéndolas atrayentes, interesan– tes y amenas por cuantos medios estén a su alcance. Estas notas se refieren, pues, más bien al desarrollo de los actos de culto, sean litúrgicos o meramente religiosos y de piedad, haciendo mención de cuanto o cuantos concu- 105