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las vidrieras policromadas qRe llenan los ventanales supe– riores, próximos a la bóveda a la respetable altura de 21 metros, desde la planta del templo. Las vidrieras fueron puestas en 1955 en lugar de las existentes, de cristal senci– llo; casi todas con motivos y representación de alguna escena de la Pasión de Jesucristo. Bajando a la cripta, el visitante se encuentra gratamen– te sorprendido de pronto por una nueva iglesia, porque así es verdad. Excavada debajo, aprovechando el desnivel del terreno, sus paredes vinieron a ser cimiento de la igle– sia y su destino fue, en un principio, servir de enterra– miento a las personas que lo solicitasen, pero luego se desistió de ello, cuando poco después salió una ley prohi– biendo hacer enterram~entos en las iglesias, por lo que la cripta, aun después de inaugurada la iglesia en 1930, con– tinuó sin ser utilizada; sólo una parte se arregló en 1933 para salón de la Catequesis. Nada se hizo en ella poste– riormente hasta mediados de 1962 en que dieron comienzo las obras de desescombro y arreglo, que terminaron el 30 de mayo siguiente, fecha en que se inauguró, quedando convertida en una auténtica iglesia: amplia, acogedora y casi con la capacidad de la superior. Tiene presbiterio con altar de cara al pueblo y en el artístico retablo destaca el grandioso Cristo Crucificado, bella escultura tallada en ma– dera de caoba al natural por Rafel de Irurozqui en 1940. La cripta presta grandes servicios: para celebrar misas, tener confesiones y comuniones, incluso bodas, adminis– tración del Bautismo dos veces al mes, lugar muy a pro– pósito para Ejercicios Espirituales, reuniones, conferencias. En ella se tiene la Catequesis los domingos y días de fiesta, después de Ja misa particular dicha para los niños a las 12,30, a la que pueden asistir otras personas. Finalmente, está abierta al público todos los viernes, pudiendo hacer en ella piadosamente sus oraciones. 104

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