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a besar el pie; altar de mármol jaspeado, traído por los duques de Medinaceli de unas canteras que tenían en Me– dina-Sidonia. La imagen de San Francisco es moderna; a sus lados están las de San Luis, rey de Francia, y la de Santa Isabel, reina de Hungría, patronos de la V. O. Ter– cera Franciscana. Pasando a las capillas laterales, la primera y más pró– xima a la de la Inmaculada es la de la Divina Pastora; su imagen, venerada en reducido camarín, es de bella escul– tura policromada, de 1818, aunque de autor desconocido; en opinión de los entendidos, esta imagen es la mejor y de más mérito de cuantas se veneran en España con este título. Procede, a su vez, de la derribada iglesia de San Antonio del Prado; cuando la exclaustración de 1835, fue llevada a la parroquia de San Martín, siendo devuelta a la iglesia de Jesús hacia 1956. La segunda capilla y su altar están dedicados a la imagen de la Virgen que lleva por título Madre de la Divina providencia y Auxilio de los cristianos. Es, a su vez, tallada y policromada, de una singular belleza y ter– nura; representa a la Virgen sentada y en actitud de dar el pecho al Niño Jesús. Mariano Bellver la labró en 1846 con destino a la iglesia capuchina de San Antonio del Prado; en 1890 se la trasladó a la antigua capilla de Jesús y en 1930 a su iglesia. Por fortuna, durante los años 1936- 1939 se guardó en una casa particular. La tercera capilla con el correspondiente altar está de– dicada a San Antonio de Padua; la imagen, de madera tallada y pintada, es obra de Mariano Benlliure, tallada en 1945. Llama la atención la actitud del Niño Jesús un tanto desacostumbrada pero interesante. Antes de 1960 había una cuarta capilla pero se supri– mió para hacer por este sitio la bajada a la cripta de la iglesia. Antes de bajar a aquélla, dirijamos una mirada a 102
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