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cupo la preferencia en tanto odioso atro– pello a la imagen inocente de Jesús, por– que ade¡nás de 1o antedicho fué varias veces arrastrada por las ,calles atada a la· cola de un caballo. Menos mal que la codicia, que les hacía desear un rescate por su botín, Jes hizo que no destruye– ran del todo las imágenes. El rey de los infieles ordenó que ,esperaran la llegada de los PP. Redentores para ofrecerles lo que bien sabían constituía el mayor de sus bi'enes. Tres casas residencias tenían entonces en Marruecos los PP. Trinitarios: en Fez, Tetuán y Ceuta. En 1á última habi– taba Fray Pedro de los Angeles, varón de inmaculada virtud, a quien todos ve– neraban y querían. Él fué quien supo de la'bios rde mercaderes llegados del inte– rior las profanaciones de que eran ob– jeto las imágenes y de cómo el rey las había puesto a precio ,de rescate... Sin más apoyo que s:u propio celo corri'ó Fray Pedro de los Angeles a la corte del caurdillo de las hordas africanas, pidiólr~ entrar en tratos, y como careci'era de su-

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