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dos bajo _el po,der de los infieles, al lle– gar a la citada imagen, lÓs infieles po– seedores -de .ella impusieron una tremen– da ,condición: cambiarla por su _peso en oro; La sagra,da imagen, -d_e tamaño natu- 1,al, y muy pesada, solamente tenia- un valor: el de representar a Cristo en su más dramático momento, y el de sel' tan amada .por los fieles, que veían en ella un puerto de amor para sus ojos. Los Pa– dres T,rinitarios, que apenas poseían unas pocas monedas ya, pues todo su capital lo habían ido entregando a -cambi'o rde vidas de cristianos, se quedaron hela-dos de estupor. ¡ El peso de Jesús Nazareno en oro! Era un imposible humano para ellos en aquel momento. Mas la -fe, ma– nantial de giloria, fué más fuerte que su momentánea debilidad. Y echaron sin vacilar _en el platillo de la balanza, dis– puesta para humillarlos, aquellas pocas monedas que les quedaban .... ¿Hemos ,dícho ya que el milagro no es sino la entrada a mares del cielo en la tierra? 48