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las protestas, justas sin duda, .del histo– riador R. P. Santibáñez acerca de la violencia con que se ha procedido para destruir cuanto pudi,era arrojar luz so– bre las cosas ocurridas en la fortaleza ya descrita, y en torno de Jesús Nazare– no, nos abstenemos--dada ,la índole di'– yulgadora de nuestro trabajo-de expo– ner lo que más bien es propio del espe– cialista en materia investigadora. Cuando en España se supo lo que ocu- d rría _en· Mequinez a los desventurados ,cautivos cristianos· de San Miguel de Ul– tramar, empezáronse las gestiones pa,ra -el rescate de hombres e imágenes, pues tanto importaban unos como otras, ya que el españo-1 va siempre con su santo. .Fueron los Padres T_rinitarios los encar– gados de acometer '5~ coronar la emprrsa del rescate, el cual nos es completamen- te imposible reconstrui'i·, pues carecemos -es -decir, ,carece la Historia-de datos acerca del 1rnrticular. Dijo Felipe II, con motivo del, Pilar, ,que si lo que se decía de la venida de la
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