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del puerto de Lampe,dusa. Salvo las ga– leras de Malta, que lle.va' ban las limos– nas a la igJesia de la Anunciada de Trá- , pani, ninguna otra nave lograría hacerse a la mar si sus ocupantes robaron algo de lo que guardaba la Virgen para los desventurados. Después de miles de peripecias, a cual más pintoresca y hasta terri'ble, don Alonso d2 Contreras supo que la Mámo– ra quedaba sitiada por mar y por .tie– rra: treinta mil moros po:r tierra, que le habían ,dado tres asaltos, y veintiocho ga– leones de guerra por la mar, para estor– bar el, socorro de turcos y holandeses, acosaban la plaza. Lo supo eri Cádiz nuestro capitán, y he aquí cómo relata él mismo la manera cómo se va1ió para "meter socorro en la Mámora": · "Mandó el duque de Medina Sidonia proveer en seguida socorro, y el señor don· Fadri'que de Toledo se aprestó al punto con los galeones de su armada; pero no tuvo tiempo para hacer el viaje. Entonces aprestaron ,dos tartanas con 31

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