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nidad, sustituyó a la magnífica ,dei César. Y después de D. Juan de Austria, el for– midable, ,.adalid cristiano, otra vez se rom– pía la paz en el Mediterráneo y la escla– vitud de bienes y de personas se acre– ceintaba por culpa de Ja furia ber~erisca. Tal estardo de cosas obligó a Feli'pe IH a ordenar a la división naval del Medi– .terráneo que castigara duramente a los aborrecidos piratas. Cumplieron sus 6r– denes e:l comendador ,de ,Martos, don Ro– drigo Silva, y el gobernador del dastillo de dicha .ciurdad, don Pedro. de Roca, quienes en 1611 lograron apresar a va– rias galeras de Muley Ceidon, emperador de Marruecos. ·En una de aquellas em– barcaciones, y esto sí que resulta mara– vi'lloso, se hallaron nada menos que 3.000 .volúmenes de poesía, inedi'cina, filoso– fía, etc., escritos todos en árabe. Felipe III dió orden para que aquella preciosa carga no sufriera menoscabo, siendo trasladada a la biblioteca ,del Real Monasterio de San Lorenzo del Escorial., fundación de su padre, el Rey Prudente. Y allí siguen constituyendo fondos de 17