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.a las gene.raciones futuras el testimonio de nuestro t.i'empo. La yocación de historiador es una vo– .cación devota para los que la sienten en toda su ,dignidad. La devoción por algo {del delo mejor que de la tierra) es una vocación de infinito. Y si fil el, hombre dedicado a l.a Historia, o a la Poesía, a la Música, o a la Pintura, 10 a esa cosa tan dramática ·que es la Ciencia, vemos ,con respeto la categoría de su vocación, ¿por qué sonreir con frialdad ante la de– voción del sér, sencillo o complicado, in– ferior o superior, que mira al cielo por– que le gusta más que la tierra? Esa fila interminable de devotos y ,de– votas de toda condición soci'al que pa– san horas y horas, y más horas, :en 1el frfo de la noche, y ei;i el aún más glacial de la madrugada, a las puertas del tem– plo dedicado a Jesús de Medinaceli, ¿no ,es acaso una prueba de la vocación de una multitud cuyo afán ,se acerca más .al cielo que a la tierra? Historiar el porqué de .su .entrega ,ah- 10

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