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tro, es azotado tan bárbaramente por los sayones, que su cuerpo es del todo des– gatradÓ y cubi_erto 'de llagas y de sangre. J Oh divino Redentor!, haced que yo ame la mortificación, qüe necesito ,para bo– rrar mis pecados. (ilfeditese ...) DÍA QUINTO Como J_esús había afirma,do que era Rey, los soldados ,de Pilatos quisieron burlarse de su realeza. Para eso mandan :sentar a Jesús; echan sobre sus desnu– das espaldas un manto viejo de púrpura, •.clavan en su cabeza un.a corona de pun– zap.tes .espinas, y en sus manos ponen una caña a modo de cetro. Unos, .de ro– dillas, le esca1mecen :vilmente; otros le llenan de saliva, y cogié11idole la caña le golpean con ella la cabeza, hincándole más y más las espinas;-Y yo, ant_e esta escena tristísima, ¿ no •aprenderé a tener 96

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