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ACLAMACIONES - San J1.u:las Tadeo, apóstol glorioso, haz que mis penas se vuelvan en gozo. (Padrenuestro...) - San Judas Tadeo, quítame estas penas que grandes son con la venia de nuestro Señor. (Padrenuestro...) - San Judas Tadeo, apóstol glorioso, hH que mis penas se vuelvan en gozo. (Padrenuestro...) REFLEXION llama nuestra atención el amor de Cristo al mundo del trabajo. San José era carpintero del pueblo. María era ama de casa. Sus apóstoles, trabajadores aguerridos. Judas 1110 es excepción. Pertenecía a la tribu de Judá, a.or1a tribu dedicada a la agricultura, y así debemos pensar que, hasta la llamada del Maestro, serla un trabajador del campo. Eusebio nos cuenta cómo fueron acusados ante el emperador Domh::iano unos parientes del apóstol San Judas por el hecho de ser fami– liares de Jesús y cómo el emperador 101 dejó libres al ver sus manos encallecidas por el duro trabajo del campo. La Carta de San Judas es abiertamente la carta de un labrador, fuerte, e1c11.1eta, 1i111 adornos, con Imágenes tomadas de la vida del campo. Compara 101 herejes con los pa1tore1 que se apa– cientan a si mismos, con las nubes sin agua arra1trada1 por el viento, con !os árboles de otoll'lo lnfruct11.1osos, dos veces muertos, sin raíces. Antes de ser llamado a llevar la 1emma evangéllca al mt.mdo, sembraba él 111.11 tierras. ¡Qué bien le sonaban y entendla las parábolas del Maestro: la de la cizaña, la del sembrador, las de la -vif'la! 12 Al ser llamado, valiente, lo dejó todo para seguir a Cristo. ¿Cómo realizas tu trabajo? ¡El trabajo dignifica y santifica! ¿Qué es para ti el trabajo diario? ¿Una carga, un honor? El trabajo es un honor que Dios nos brinda y a través del cual nos asocia a su obra creadora. En él nos da la oportunidad de amar como El nos ama: dando, com– partiendo, haciendo el bien, haciendo felices a los otros...

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