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APENDICE MI VISITA A UN LUGAR MARIANO Cuando yo estuve en Fátirna, era mes de junio. Lle– garnos el día 12, víspera de San Antonio. Atravesamos a pie la gran explanada, camino de la basílica: queríamos celebrar allí, y lo antes posible, la santa misa... A mí me tocó en suerte, o por disposición del sacristán, el altar de la capilla número XIII. Ni un mínimo sentimiento de contrariedad se esbozó en mí ante tal número; y cuando me encontré frente al altar, mis sentimientos fueron de muchas gracias a Dios, de extraño gozo en el alma, pues vi que dicho altar y ca– pilla estaban dedicados al 13 misterio del rosario: la venida del Espíritu Santo. Un relieve me ponía ante los ojos la maravilla de Pentecostés.

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