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¡TAN ARRIBA DE NOSOTROS... Y TAN CERCA DE CADA UNO! El Credo del Pueblo de Dios, que proclamó Pablo VI el 29 de junio de 1968, concluye su profesión de fe sobre María Santísima con estas palabras: «Creemos que la Santa Madre de Dios, nueva Eva, Madre de la Iglesia, continúa ejerciendo sus oficios maternales desde el cielo, ahora en favor de los miem– bros de Cristo, pues coopera al nacimiento y desarrollo de la vida divina en las almas de los redimidos.» Está claro, por consiguiente, que la elegida entre todas las mujeres para ser Madrn de Dios ha concluido siendo también, hasta un punto que no podemos ima– ginar, la madre universal de los hombres. ¡Nuestra Ma– dre! «La maternidad de María -declara la constitución «lumen Gentiurn», n.º 62, del Conc. Vaticano 11- per-