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¿<~UIEN ES ELLA? 49 «Cumplido el curso... » Haya sido por muerte natu– ral, o por un milagroso paso de esta vida a la otra. Sobre esto de la muerte de María -que parece un hecho casi seguro- hemos de tener dos cosas por ciertas: -que Ella no estaba sometida a la necesidad de mo– rir, porque no había pecado, y sabemos que la muerte es una consecuencia o 'paga' del pecado, según procla– ma el Apóstol (Rm. 6,23; 5,12); -que su morir, si ocurrió, hubo de ser, más que en ningún otro caso, el auténtico morir cristiano de «dor– mirse en el Señor» ... Resulta muy significativo que la iglesia levantada en el lugar que se creía de su muerte, se haya llamado desde siempre « iglesia de la Dormi– ción de María». 11. la Resurrección. No tenemos ningún dato sobre el tiempo que duró la muerte de la Virgen: ¿horas?, ¿días? Probablemente días, como en el caso de Jesús, pues tradicionalmente se habló del lugar de su sepul– cro. Lo cierto es, que llegó un momento maravilloso en que su cuerpo yacente recibió el beso de vida del alma ya glorificada, y así empezó para Ella, en la ple– nitud de su ser, el Día sin ocaso de la más espléndida Bienaventuranza. Creo que lo que escribió San Pablo sobre su Hijo (Rm. 1), podernos aplicárselo de algún modo a Ella, y proclamar: «Nacida según la carne del linaje de David, quedó constituida Madre de Dios 'con poder' por su resurrección de entre los muertos».
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