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DORMIRSE, DESPERTAR, SUBIR El final de María -lo que llamamos su Asunción– ha sido un misterio total de belleza, que merece ser desentrañado, según acabamos de decir. Lo vamos a intentar ahora. Para ello, descom– pongamos tal misterio en tres tiempos: la muerte,, la resurrección, la entrada en la Gloria. l. la muerte. Que la Virgen concluyó «muriendo» el número de sus días, como los demás hijos de Adán -corno el mismo Jesús-, no es dogma de fe en la Iglesia; pero sí creencia común, lo mismo entre los simples cristianos, que entre los doctores. Pío XII tuvo cuidado de no tocar por el momento la cuestión más o menos discutida, y para su definición dogmática de la Asunción empleó una fórmula hábil: «La inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen María, cumplido el cur– so de su vida terrestre, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial».
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