BCCCAP00000000000000000000909

34 EUSEBIO GARCIA DE PESQUERA razón y conducta. A Ella, María, le canta la liturgia: «Hermosa y bien plantada eres, Hija de Jerusalén; pero también impresionante, como ejército presto a la ba– talla.» Y esa misma liturgia, cuando pone ante nuestros ojos el gran tipo de mujer que fue Judit (de cuya his– toria se toman cosas para aplicarlas a la Virgen), pa– rece tener especial empeño en relacionar lo heroico de su actuación con lo casto o puro de su vida: «Tú, la gloria de Jerusalén; tú, la alegría de Israel; tú, la honra de nuestro pueblo. Tu corazón se ha fortalecido y has obrado así de varonilmente, porque has amado tanto la castidad... Por ello la mano del Señor te ha confor– tado y tú serás bendita para siempre». Nada .de esto debe extrañarnos, pues todo viene ya anunciado desde el principio, de cuando se apuntó por primera vez el remedio para el mal causado por la as– . tucia del eterno Tentador y la debilidad de la primera mujer. Al Tentador se le dijo: «Enemistad pondré en– tre ti y la mujer, entre tu linaje y el suyo» (Gn 3,15). La revista «Evangelio y Vida» (sept.-octubre 1970, pág. 142-143) comenta así ese texto clave: «El vocablo hebreo traducido por «enemistad» significa siempre en la Biblia una actitud hostil entre seres racionales. A través de la imagen de la aversión instintiva entre la serpiente y la mujer, se describe la lucha perenne en– tre las fuerzas del mal y la humanidad. Mediante esa maldición divina la guerra ha estallado, y se continuará en el futuro ... El mismo Dios amplía la sentencia y las proporciones de la lucha: la guerra se hará entre dos bandos; por un lado, la serpiente y su linaje; por otro,

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz